Después de asistir como espectadora a los juegos de Londres 2012, una Siobhán de 14 años se prometió participar en las siguientes Olimpiadas.
Dicho y hecho. En Río 2016 terminó sexta en la semifinal de los 200 m libres. En Tokio ya no se conformaba ni siquiera con participar, y se llevó la plata de los 100 y los 200 m libres.
Cuando terminó 2021, su año de los milagros, Siobhán se había convertido en la primera nadadora hongkonesa en ser campeona olímpica y del mundo y en lograr un récord mundial.
Por si eso no fuera suficiente, también contribuyó a la victoria de su equipo, el Energy Standard, en la Liga Internacional de Natación, y siguió sin tener rival en los 200 m libres, con 17 victorias en 3 temporadas. Justo antes de Navidad, coronó el 2021 con el récord mundial de esa prueba en piscina corta, en un tiempo de 1:50.31.
«No me cabe duda de que es mi mejor año hasta el momento», declaró la nadadora. «Pero no el mejor en general porque espero que el futuro traiga todavía muchas cosas buenas».
Siobhán nació en Hong Kong del matrimonio formado por una china y un irlandés. Estudió la primaria y la secundaria en el colegio católico de St Paul, donde tuvo que estar a la altura de los más exigentes estándares académicos y a la vez entrenar con toda la dureza que ella misma se imponía.
Aparte de ser una gran competidora individual, Siobhán también sabe sacrificarse por el equipo. En Tokio se clasificó para la final de los 50 m libres, pero se retiró porque tenía la prueba de relevos en la misma sesión. «Entreno con el equipo a diario», dijo a la prensa, «y además de compañeras somos buenas amigas».