Kira Toussaint disfrutó a los seis años de su primera experiencia olímpica. Le dejaron levantarse en mitad de la noche para que viese las finales de natación de Sídney 2000, mientras los de la tele grababan la escena familiar, y se quedó hipnotizada por Inge de Bruijn.
La madre de Kira es Jolanda de Rover, ganadora del oro de los 200 y el bronce en los 100 m espalda en los Juegos de 1984 en Los Ángeles.
Ningún holandés conquistó el oro en las tres siguientes Olimpiadas, pero cuando despertaron a la nadadora en ciernes, De Bruijn acababa de pasar a la final de los 100 m mariposa con el mejor tiempo.
Todavía quedan las imágenes de aquel día para dar testimonio de su reacción a la victoria.
Kira, que tiene el récord europeo de los 50 m espalda en piscina larga, con un registro de 27.10, y corta, con 25.60, ha dicho después: «Lo gordo era que me dejasen levantarme en plena noche para ver la natación. Yo creo que me impresionó más que la presencia de las cámaras. Estar levantados era lo bueno. Esa es mi primera memoria de una Olimpiada».
De pequeña, sin embargo, no recuerda que tener una medallista olímpica en casa le causase mucha sensación.
«Si eres hija de un dentista, a ti te parece lo normal, aunque para los demás no lo sea. Por eso, tener una madre campeona olímpica para mí era lo normal. Ha sido después cuando me he dado cuenta de que es una gran suerte.
No hay mucha gente que gane en unas Olimpiadas, pero no he sabido valorarlo hasta mucho después».